Digamos NO al Acuerdo Unión Europea-Mercosur
El Mercosur cerró el 28 de junio de 2019 su mayor y más profundo acuerdo de libre comercio, dando un tiro de gracia a sus ya maltratadas economías nacionales. El proceso de desindustrialización de los estados del Mercosur sigue así su marcha. Después de sucesivas batallas contra el «libre comercio» trabadas desde 1999, los movimientos sociales y pueblos de la región asisten a una nueva entrega de la soberanía de nuestros países. Especialmente Argentina y Brasil, países que todavía tendrían intereses defensivos de sus industrias nacionales – ahora gobernados por la derecha ultraneoliberal – abren incondicionalmente sus mercados hacia la UE. Un acuerdo entre bloques asimétricos como el que acaba de ser firmado podrá profundizar las desigualdades actualmente existentes, corroborando la tendencia a exacerbación de la actual división del trabajo internacional, que cada vez más empuja a los países del Sur global hacia un destino exportador de materias primas. Con el mismo discurso habitual de captación de inversiones y promoción del empleo justifican el cierre de un acuerdo que en prácticamente todos los ítems, (productos industriales, servicios, incluyendo servicios financieros y ambientales, transporte fluvial y marítimo, patentes, economía digital, etc.) refleja las profundas desigualdades de los bloques y que nos enfrentará al mayor desarrollo de las corporaciones europeas. La competitividad del Mercosur en puros términos capitalistas, sufrirá un golpe que puede ser mortal para las industrias aún sobrevivientes. Pero posiblemente lo peor todavía esté por ser conocido. El secreto en que se negoció el acuerdo final, y las llamadas por los gobiernos europeos como «ofertas generosas» del Mercosur, mucho nos dicen de gobiernos como el de Bolsonaro y Macri, acríticos y sumisos a los poderosos gobiernos del Norte, y que ahora están con certeza comprometiendo el futuro de nuestros países y de una región que, verdaderamente integrada, podría enfrentar los dilemas del desarrollo y buscar superar las históricas desigualdades que desde la colonización aquí se han instalado. El flagrante déficit democrático en países como Argentina y Brasil, que acaban siendo determinantes del accionar del bloque, permitió la firma de un acuerdo desconocido por el conjunto de la población y la sociedad civil y los actores que vinimos acompañando las negociaciones durante los últimos 20 años. Los principales impactos negativos se harán sentir justamente sobre tales actores sociales, con más desempleo y mayor desregulación económica y ambiental. Esto traerá más amplia financiación de las economías, junto con el aprovechamiento descontrolado de las riquezas naturales, solo para generar lucro y poder para las empresas transnacionales y reforzar la crisis estructural de nuestras economías dependientes. También se debe tener en cuenta que tanto Juncker como Malmström mencionaron la cantidad de € 4 mil millones por año que ya no se pagarán por los derechos de importación al MERCOSUR. Dependiendo de los flujos comerciales actuales, las consecuencias de la pérdida de ese ingreso serán diferentes para los diferentes estados miembros del MERCOSUR, pero debe quedar claro que una pérdida de € 4 mil millones por año para la región tendrá serias consecuencias presupuestarias, ya sea menos gastos gubernamentales o impuestos más altos. Esto viene a la conclusión de que el MERCOSUR aparentemente cometió el error de acordar limitar el uso de impuestos a la exportación por parte del Mercosur. Sabemos que aún falta la ratificación de los Congresos. Se abre así el período para la última batalla contra este acuerdo, Necesitamos movilizar esfuerzos para bloquear este acuerdo que abre el camino para el vaciamiento económico y la inestabilidad regional. ¡¡Digamos NO al Acuerdo UE/MERCOSUR!!
UM ACORDO SECRETO PARA APROFUNDAR AS DESIGUALDADES
O Mercosul fechou em 28 de junho de 2019, seu maior e mais profundo acordo de livre comercio, dando um tiro de graça as suas já combalidas economias nacionais.
O processo de desindustrialização dos estados do Mercosul segue assim sua marcha. Depois de sucessivas batalhas contra o “livre comércio” travadas durante 20 anos, os movimentos sociais e povos da região assistem a mais uma entrega da soberania de nossos países. Especialmente Argentina e Brasil, países que teriam ainda interesses defensivos de suas indústrias nacionais – governados agora pela direita ultraneoliberal – abrem incondicionalmente seus mercados para a EU.
Um acordo entre blocos assimétricos como o que acaba de ser assinado poderá aprofundar as desigualdades atualmente existentes, corroborando a tendência a exacerbação da atual divisão do trabalho internacional, que cada vez mais empurra os países do Sul global para um destino exportador de matérias primas.
Com o mesmo discurso habitual de captação de investimentos e promoção do emprego justificam o fechamento de um acordo que em praticamente todos os itens, (produtos industriais, serviços, incluindo serviços financeiros e ambientais, transporte fluvial e marítimo, patentes e economia digital, etc.) reflete as profundas desigualdades dos blocos e que nos enfrentará ao maior desenvolvimento das corporações europeias. A competitividade do Mercosul em puros termos capitalistas, vivenciará um golpe que pode ser mortal para as industrias ainda sobreviventes.
Mas possivelmente o pior esteja ainda por ser conhecido. O sigilo em que foi negociado o acordo final, e as chamadas pelos governos europeus como “ofertas generosas” do Mercosul, muito nos dizem de governos como o de Bolsonaro e Macri, provadamente acríticos e submissos aos poderosos governos do Norte, e que agora estão com certeza comprometendo o futuro de nossos países e de uma região que, verdadeiramente integrada, poderia enfrentar os dilemas do desenvolvimento e buscar superar as históricas desigualdades que desde a colonização aqui se instalaram.
O flagrante déficit democrático em países como Argentina e Brasil, que acabam sendo determinantes do acionar do bloco, permitiu a assinatura de um acordo desconhecido pela população e pela sociedade civil e os principais atores que viemos acompanhando as negociações durante os últimos 20 anos. Os principais impactos negativos se farão sentir justamente sobre tais atores sociais, com mais desemprego e maior desregulação econômica e ambiental, gerando mais ampla financeirização das economias, e o aproveitamento descontrolado das riquezas naturais, só para gerar lucro e poder para as empresas transnacionais e reforçar a crise estrutural de nossas economias dependentes.
Sabemos que ainda falta a ratificação dos Congressos. Abre-se assim o período para a última batalha contra este acordo, precisamos mobilizar esforços para barrar este acordo que abre o caminho para o esvaziamento econômico e a instabilidade regional.
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